Christina Gschwantner combina movimientos artísticos contrastantes como el informalismo y el minimalismo. Consigue representar y crear su propia visión del mundo. Un mundo que, sorprendentemente, hace que el espectador se sienta parte de sí mismo. Sus escenarios rítmicos resultan extrañamente familiares y parecen surgir de las profundidades de la conciencia. Crean una sensación de bienestar y alegría, pero también una reflexión interesada, casi filosófica.
Hay dos principios activos diferentes en toda su obra. El pictórico háptico-gestual (informel) y el formal-estructural (arte minimalista). Al comienzo de su carrera artística, ambos componentes emergen esporádicamente de las pinturas, pero a lo largo de sus períodos creativos, ambos principios se vuelven más concretos y nítidos, y parecen coexistir por separado, pero sin embargo funcionan como una unidad. Y esto es inusual y fascinante, porque esta clara separación entre lo pictórico y lo formal conduce a una composición estructural y estricta que permite que la pintura informal y libre de la artista brille con mayor claridad. Uno casi se inclina a concluir que la disposición matricial y fija de sus elementos pictóricos significa que cada elemento debe afirmarse.
Se contrasta con las demás para parecer representativa en la pintura. Sabemos por la vida real que esto puede llevar a resultados extraños. Pero primero debemos comprender qué significa esto para la artista. Porque la tarea de dar a cada elemento su lugar y significado adecuados en sentido figurativo requiere un esfuerzo pictórico y gestual. Y es comprensible que algo cambie rápidamente en dicha estructura cuando un componente cambia su estado de ánimo. Por esta razón, sus pinturas están vivas: cuando una está "terminada", en última instancia, es solo una instantánea. El resultado es más que una simple imagen; es en realidad una estructura social, una pintura de relaciones; en el caso de Christina Gschwantner, generalmente positiva, incluso feliz.
La intensa y prolongada preocupación de Christina Gschwantner por el tema de la «matriz relacional» ha dado lugar a un lenguaje visual cada vez más centrado, reducido y de alto contraste. Esto se hace evidente al observar su obra en su conjunto.